Thursday, December 22, 2011

El mejor regalo navideño me lo dio mi hija Rafaela


ESTOY MUY EMOCIONADO. ¡Mi hija es una escritora! Actualmente su nivel es alfabético, lo que significa que cualquier persona puede entender lo que ella expresa por escrito. Lo que más me gusta de este evento es que Rafaela no ha tenido que hacer las horrorosas planas (Ma Me Mi Mo Mu) y tampoco la han obligado a escribir tonterías como "Mi mona me mata" o "Mi mamá me mima" para conocer el sistema de escritura. Tampoco ha hecho "ejercicios de aprestamiento", lo cual es un alivio. Ella ha aprendido a escribir (y a leer lo que escribe) por pura curiosidad, por un interés auténtico y propio. Además, mi hija se ha dado cuenta de la importancia que tiene la escritura en el mundo en que ella vive, en el mundo en que vivimos. Por eso, todos estos meses se la ha pasado mirando los letreros de las calles y avenidas, los anuncios y las noticias del periódico, tarifas y boletos de ómnibus, menú de restaurantes, tapas, contratapas de libros, etc. Ha preguntado a tíos, abuelos, primos mayores, amigos, cómo suena la c, cómo es la l y la y. También ha descubierto que hay números por todas partes (en el celular, en las puertas de las casas, en las placas de los autos, en los velocímetros, en los semáforos). Por supuesto, ello ha venido acompañado de un entorno escolar y familiar que le ha dado oportunidades para que aprenda, reflexione y ame los libros y la lectura. Todo ello es maravilloso, sí, pero hay una parte que me inquieta. Ayer nos ha alcanzado su lista de regalos navideños, que por supuesto ella misma ha escrito (es la imagen que acompaña este texto). Ya se imaginarán su sonrisa de triunfo.