
¿Qué esperamos de una obra de teatro para niños? Yo me he formulado varias veces esta interrogante, precisamente a la entrada y a la salida de las salas de teatro a donde he ido en compañía de mi hija Rafaela y mi esposa. Con algunos años de experiencia, mi respuesta es: Yo deseo que mi hija (o los hijos de mis amigos y amigas) gocen de obras como “Las aventuras de Jutito” del Proyecto Tirulato.
Lástima que las presentaciones del Proyecto Tirulato no sean tan frecuentes. Con mi familia vimos “Las aventuras de Jutito” en la Feria del Libro 2009, a mediados del año. Quedamos encantados. Inteligente, la obra que vimos no cae en el reiterado error de las “obras para niños” de la cartelera limeña (obras que infantilizan al público con fantasías huecas o que son imitaciones baratas de películas como La Bella y la Bestia o programas como Hi5, Lazy Town, etc.).
Todo lo contrario, “Las aventuras de Jutito” es una obra teatro cabal. Puesta en escena por artistas profesionales, que echan mano de múltiples recursos para atrapar tu atención, hacerte reír y reflexionar con tus hijos.
El punto central es que la obra no se propone sermonear a los chicos. Es decir, no es ”literaria” (verbosa, aburrida o estérilmente retórica) sino muy dramática, en el más genuino sentido de la palabra: porque pone en funcionamiento la acción escénica para contarnos una historia y nos hace vivir una experiencia completa (un viaje, una catarsis) que puede ser significativa para nuestros hijos y tener resonancia en nosotros, los padres y las madres.
Han pasado más de seis meses de aquella vez que vimos en familia “Las aventuras de Jutito”. Y puedo decir que ahora, con mucha facilidad y felicidad, recuerdo las melodías y el zapateo de los personajes. Sus dichos y cantos. Su chispa. Pero estoy seguro que no se me olvidará la forma cómo Jutito y su padrino Vallumbrosio (personajes de la obra) atraviesan la experiencia de la violencia y –después-- salen transformados, reconciliados y alegres, pero no por arte de magia (o porque una divinidad los corrigió) sino porque descubren por sí mismos el amor y el perdón.
Ojo, no voy a contar la historia, pero se las recomiendo. Si quieren saber más de esta obra o de las demás que forman parte del Proyecto Tirulato, les sugiero que busquen la cartelera teatral de los periódicos los domingos o “gogleee” la palabra Tirulato. O mejor: compre el libro TIRULATO, Teatro peruano para niñas y niños (Editorial San Marcos, 2009, 220 pp.). Su autora es la reconocida actriz Ana Correa, fundadora de Yuyachkani y cabeza del proyecto.
En el libro TIRULATO, Teatro peruano para niñas y niños usted encontrará muchas sorpresas: trae un CD con una versión para radio de las obras realizadas por el proyecto: “Las aventuras de Jutito”, “La boda de los ratones” y “El Mono, el Tigre y el abuelo Tortuga”. Estas versiones radiofónicas funcionan perfectamente como alternativa a los cuentos que les contamos a nuestros hijos. Asimismo, en el volumen impreso se consignan los textos teatrales (suerte de guiones) de las tres obras de Tirulato. Pero el aporte más importante del libro es la introducción que hace Ana Correa (páginas 15-37). Ese texto es una sucinta poética de un nuevo (y a la vez tradicional) teatro peruano para niños, fruto de más de quince años de investigación, ensayo y error. Ana declara en esas páginas las premisas de su proyecto y la forma en que las maestras y maestros de nuestro país pueden hacer suya esta propuesta en la escuela. Que lo disfruten.
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