
Alberto Fuguet ha publicado un libro interesante: autobiográfico y radicalmente ficcional. Missing (una investigación), 2009, bajo el sello de Alfaguara.
Si todavía queda algún lector que crea que la combinación entre el discurso biográfico y la ficción es imposible, pues debe leer esta novela. Debe asimismo, tomar nota que si no lee Missing, si no lee El Quijote, si no lee El zorro de arriba y el zorro de abajo, para solo citar algunos ejemplos memorables, se está perdiendo buena parte de la mejor producción literaria. Aquella que es un reto, que desafía no solo los prejuicios del lector, sino también su tranquilidad. En ese sentido, Missing abre el gusto por lo excepcional y muestra muchos espejos y abismos humanos.
Desde sus inicios, la novela, como se sabe, es un género híbrido, un anti-género, un ente omnívoro, que se puede alimentar de cualquier discurso y seguir siendo novela.
Desde cierto punto de vista, en Missing, Alberto Fuguet narra la historia de su tío Carlos, que un día rompió toda comunicación con su familia y se perdió en la multitud urbana de Estados Unidos. En el libro, el sobrino busca al tío y lo encuentra. Además, logra que le cuente su vida y sus pasiones. Bien. Pero el personaje principal de este libro no es el tío Carlos, sino precisamente el narrador (que puede ser Alberto Fuguet, pero también puede ser otro enteramente ficcional, un doppelgeiger).
El caso es que la verdadera trama del libro no son las andanzas de Carlos, sino las celadas que un escritor sudamericano se hace a sí mismo al confrontarse con sus demonios. A la manera de "Seis personajes en busca de autor" de Luigi Pirandello, Fuguet ha puesto un espejo frente a sí mismo.
Felizmente, tiene el oficio de narrador para que su libro no sea una mirada al ombligo. Todo lo contrario. Fuguet es culto y despiadado y tiene recursos para construir una crisis y salir de ella transformado.
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